27 de enero de 2013

Una cita

Hablando de uno de los personajes de Casa Desolada, de Dickens, al que se le pide que decida una ocupación a la que dedicar su vida, pero a quien le cuesta mucho encontrarla:

Había pasado ocho años en una escuela pública y según entendía yo, había aprendido a hacer diversos tipos de versos en latín de la forma más admirable. Pero, que yo supiera, nadie se había molestado en averiguar cuál era su verdadera vocación, ni cuáles eran sus puntos débiles, ni de adaptarle a él ningún tipo de conocimiento. Lo habían adaptado a él a esos versos, y él había aprendido el arte de hacerlos con tal perfección que de haberse quedado en la escuela hasta cumplir la mayoría de edad, supongo que hubiera podido seguir haciéndolos una vez tras otra, salvo que hubiera ampliado su educación olvidando cómo se hacían. Pero, aunque me parecía que sin duda eran muy hermosos, y muy educativos, y muy suficientes para montones de cosas en la vida, y algo que recordar a lo largo de la vida, sí que dudaba de que a Richard no le hubiera convenido también que alguien lo estudiara a él un poco, en lugar de que él estudiara tanto aquellos versos en latín.

Este debe ser un problema común, que los educadores (en casa o en colegio) perdamos de vista cuál es el objetivo de educar a otra persona.

Ilustración original de Hablot Knight Browne, para Bleak House.

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